sábado, 20 de septiembre de 2008

El enemigo puede ver tus luces

Hace unos meses descubrí esta imagen navegando por Internet y me sentí sobrecogido y admirado por su crudeza. En ella se puede apreciar a un esqueleto, simbolizando la muerte, con una bomba en una mano piloteando un avión de guerra inglés sobre las ruinas de una ciudad alemana. Sobre el avión se lee "El enemigo puede ver tus luces", y debajo de él, "¡Apágalas!"

Carteles como este fueron pegados en las paredes de las casas y edificios alemanes durante la Segunda guerra mundial. Una pieza maestra de la propaganda nazi, y una muestra, una de las tantas, del horror de la guerra.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Bonus track 8



"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió..."



Tomado de: Con la frente marchita, Joaquín Sabina.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Del insomnio y un par de demonios más

Creo que si me complico tanto la vida es por el insomnio. Mis peores enemigos me los he ganado por no poder dormir: Dios y los pajaritos madrugadores, que cuando cantan casi a las tres y media de la mañana me agobian la existencia, porque sé que ya debo dormir y que, como casi todas las noches, no podré hacerlo. Dios no es precisamente mi enemigo, a pesar que las discusiones que sonstengo casi con todos sobre su existencia eso debería notar. Mi duda teológica empezó con un razonamiento muy básico, cuando tenía siete años y en medio de otra noche víctima del insominio: ¿El hombre o los dinosaurios, quién pobló la tierra primero? En la biblia, libro al que entonces había creerle hasta el último de los puntos, nadie hablaba de dinosaurios, los primeros pobladores de la tierra siempre habían sido Adán y Eva. Pero, por otro lado, estaba demostrado que los dinosaurios sí habían existido, habían pruebas tangibles de eso. Gran dilema, irresoluble a tan corta edad. Pero había que creer en algo, y me la jugué por los reptiles. Añadiré que creo que en ese momento fue que también empecé a confiar más en los animales que en el hombre, pero ese ya es otro tema. Así, poco a poco fui perdiendo la convicción y el miedo a no rezar de noche y no ir a misa los domingos. Con los años el razonamiento se hizo más complejo, hasta casi tener una teoría de la no existencia de Dios y el porqué de la necesidad de creer.

Sí, confieso que me encantaría creer, confiar en algo que no puedo ver ni sentir. Pero creo que ese es el problema, que yo no lo siento, no tengo esa capacidad que con el tiempo he llegado a admirar. He llegado a pensar, en el transcurso de otra noche sin poder dormir, que con un poco de fe, en realidad con mucha más que la que tengo, podría llegar a ser un buen pastor religioso. No estoy muy seguro por qué, tal vez sea sólo un desvarío, pero creo que el creyente más ferviente tiene mayor similitud con aquel que no cree que con el creyente promedio. Sí, lo más probable es que sea un desvarío.

Algunas veces he intentado no dormir, y así no complicarme la noche tratando de hacerlo. Pero nunca he podido mantenerme despierto hasta más de las seis de la mañana, hora en la que creo se apagan mis funciones cerebrales. Desde que me enteré que el amigo de un amigo se pasaba las noches caminando hasta el amanecer, la idea de hacer lo mismo, literalmente, me quita el sueño. No sé dónde, pero algún día me pasaré la noche entera caminando. Caminando y hablando solo, que es uno de mis pasatiempos y motivo principal por el que camino tanto, con el volumen de voz suficiente como para poder escucharme, y sin los audífonos del Ipod en las orejas, porque con música no puedo escucharme. Y de nada vale hablar solo si no te puedes oir. Si por algo creo que estoy un poco loco, como el amigo de mi amigo que camina de madrugada e inventa cosas, definitivamente es por eso.

Ahora que pienso bien, debería sumar a mi abuela como un enemigo, o al menos eso será si algún día lee esta entrada en la que nombro a Dios como mi enemigo. En todo caso, si es así, tendré a alguien que rece por mí el doble que antes. Vale la pena entonces.

martes, 16 de septiembre de 2008

Bonus track 7



"Mañana me voy a ir yo solita. Si es que alguien te pregunta por mi suerte, dile la verdad, que me he ido, pero nunca le digas que he llorado..."



Extracto de una canción, tomado de algún rincón de la arrinconada por el olvido memoria de mi bisabuela, Mamá Lala.

Bonus track 6



"Lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos..."



Tomado de: 19 días y 500 noches, en Nos sobran los motivos; Joaquín Sabina.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Descansa en paz, Rick Wright


Muchas gracias por la música, por la compañía, por lo que he sentido las veces que te he escuchado y por lo que sentiré las muchas veces que te escuche a lo largo de mi vida.


Nunca he necesitado verte para conocerte ni saberte vivo para sentirte, pero igual lamento mucho tu partida. Descansa en paz y, otra vez, gracias por todo.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Tu locura


Es domingo en la mañana. Estoy echado en la cama leyendo un libro, Las putas asesinas de Roberto Bolaño, y tú estás a mi costado sentada escribiendo algo que todavía no sé qué es, algo que al principio te hacía silbar y tararear una canción desconocida para mí, que seguro te habrías inventado, pero que ahora hace que de vez en cuando te rasques la cabeza, juegues con tu lápiz y voltees hacia mí riendo.

No, no es cierto, sí sé qué escribes, pero no sé de qué trata esta vez. Es un poema que me mostrarás feliz, como todos los que escribes, y que, tal como me prometiste cuando empezaste, seré el primero en leer. Voy por un vaso con agua, me dices de pronto, y sales a la cocina casi corriendo, signo inequívoco de que ya vas a terminar pero que te falta una idea. Una idea que vas a ir a buscar por algún rincón de la casa, en el jardín, en la ventana, en el polvo debajo de la alfombra o en el mismo vaso con agua. Esas cosas raras que tienes, que he ido descubriendo con el paso del tiempo y que me apasionan de ti. Algún día te diré lo terriblemente loca que creo que estás, pero también te diré que eso es lo que más me gusta y que quiero vivir enfermo de ti toda mi vida. Regresas a la cama, escribes un poco, volteas a mí y me entregas el papel. Léelo, me dices. Me siento y despliego la pose más intelectual que tengo, lo leo y no entiendo un carajo de lo que has escrito, pero te digo que me encanta y te beso la cabeza. Discúlpame, pero sabes que si no leo poesía es porque me cuesta mucho abstraerme y al rato me canso y me aburro. Pero confío en ti y sé que está lindo y que le va a encantar a la gente que lo lea.


- Entendiste lo del arbolito, ¿no? -me preguntas-. Sabes por qué pasó lo que pasó, ¿verdad?.

Claro que sí, te digo, y al instante te ríes. No hay ningún arbolito, me dices y me besas la frente, no entiendes nada.

- No entiendo nada -te respondo-. Y eso es justamente lo que me gusta.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Bonus track 5


"Tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados, y que no podré quitártelos si al hacerlo me desgarras..."


Tomado de: Trátame suavemente, Soda Stéreo.

Bonus track 4




"Te abrí mi corazon y tú tus piernas. Quizá ese fue el error..."




Tomado de: No sabes..., elblogdelmirio.blogspot.com

jueves, 11 de septiembre de 2008

El misterio detrás de tus ojos (Lapislázuli)

Estás demente, pero me gustas. No, no, no me gustas, me fascinas, me encantas. Y, sí, a estas alturas yo también estoy demente, y qué, sé que eso también te gusta. Dime, ¿Qué escondes tras tus ojos? ¿Por qué no me enseñas eso? No, no quiero conformarme con tener tu cuerpo, no ahora. Quiero más, necesito más. Dame más, ¿sí? Dale, dime que me vas a dar más. ¿Me vas a dar más después de eso? Tú sabes qué es lo que quiero.

Me dices que sí y corres. Y yo voy tras de ti. Al principio voy lento, quiero verte correr, resistirte a mí. Miro cómo se tensan los músculos de tus piernas y ya no puedo aguantar. Te necesito ya. Corro con todas mis fuerzas y cuando te alcanzo te tomo entre mis brazos y te arranco la blusa, luego la falda, te muerdo, te huelo, te lamo, te desgarro la piel con mis manos, bebo de ti. Y al rato ya te tengo, casi sin darme cuenta, tus gemidos así me lo indican. Siento tu calor invadir todo mi cuerpo, y me excito más al escuchar tus gritos, que han tomado el control de mis oídos y son lo único que escucho, y quiero más. Trato de tocar todo, toda tu piel, cada espacio, a cada segundo. Quiero recordarte cuando no te tenga, y recordar lo bien que me siento sintiéndote, para mañana regresar por lo mismo. Ya no puedo seguir, a pesar de todo seguimos siendo humanos, aunque en este momento no lo parezcamos. Esto tiene que acabar, preciosa. Ven, vamos, una vez más. Sé que moriremos y volveremos a nacer. Lo sé. Se acabó.

Entonces caemos rendidos en tu cama. Te miro, me miras, y ahí están otra vez, como ayer, como mañana, como siempre. Tus ojos, tu mirada azul, que me transporta a otra galaxia, a otro mundo. A tu mundo, en el que me siento tan feliz y en el que siempre quiero vivir. ¿Existe el amor después del amor? Sí, claro que sí, no lo dudes, y está detrás de tus ojos. Detrás de ese azul profundo está lo que realmente deseo de ti; tu paz, tu tranquilidad, tu calor. Te abrazo y por primera vez en la noche te beso. Estás loco, me dices, y yo exploto de risa, y tú me sigues. Siento que te amo cada vez más, y entonces me asalta el temor. El temor de algún día no tenerte, de que te vayas, de no volver a jugar contigo, de no verte más, de no despertar con el olor de tu cabello todas las mañanas.

- Nunca me vas a dejar, ¿no? -te pregunto, casi te suplico, mientras te acaricio la cabeza-. Siempre estarás conmigo, ¿verdad?

Tú me besas, por primera vez en la noche, y me prometes que sí, que siempre vas a estar conmigo. Te recuestas en mi pecho y al rato te quedas dormida. Luego yo te sigo, como todas las noches.

Bonus track 3



"Entregamos nuestro corazón a cualquier situación o persona que intensifique nuestra vida. En encuestas realizadas después de la Segunda Guerra, los encuestados reconocían que en tiempos de guerra habían tenido una intensidad que, una vez pasada, despertaba en ellos melancolía. El amor procura una experiencia intensa, pero no toda experiencia intensa es amor..."


Tú fuiste mi Kosovo.


Tomado de: El amor, por supuesto, no existe; de José Antonio Marina. Etiqueta negra, número 28, setiembre de 2005.

Bonus track 2




"Lo que levantó tu hermosura

han derribado tus obras:
Por ella entendi que eras ángel,
y por ellas conozco que eres mujer"



Tomado de: "El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha", de Miguel de Cervantes Saavedra.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Como la primera vez



Mátame

Haz que me retuerza de dolor
por última vez
por primera vez
tan intensamente que lo único que me quede
sea volver a nacer

Clava tu estaca en mi corazón herido
demuestra que me amas
tanto como la primera vez



domingo, 7 de septiembre de 2008

Perdón y olvido


Estoy al límite entre lo que fue y lo que va a ser. Hoy partiré, mañana nadie sabrá más de mí. Tomaré ese camino tantas veces rechazado, sin miedo, con esperanza. Antes de decidir que me iba le di una última oportunidad al pasado. Miré atrás y grité con toda mi fuerza.

Acompáñame
Acompáñame
Puta madre, acompáñame

Pero nadie escuchó mi voz, esa voz cuyo eco todavía es capaz de hacer enternecer a quienes la escuchen, capaz de desgarrar corazones, capaz de hacer que la gente se acerque a despedirme con una lágrima. Pero que yo ya no escucho, y tú tampoco.

Mi único equipaje son dos jarrones vacíos. Dos pesados jarrones que harán que el camino sea más largo y cuya carga hará que muchas veces quiera regresar, pero que necesito llevar conmigo para algún día poder volver. Sé que no podré mirar atrás en mucho tiempo, a pesar de lo lastimados que puedan estar mis pies y el dolor que me generen las heridas de mis manos. Necesito que el sol vuelva a quemar mi piel, volver a sentir frío, poder volver a calmar mi sed; eso que ya no siento y que sé que el día que haya terminado mi viaje volveré a sentir. Entonces, cuando haya llegado, me bañaré en la primera fuente de agua que encuentre, curaré mis heridas, limpiaré mi cuerpo de todo y recordaré lo que era sonreir. Llenaré estos dos jarrones con esa agua y te los regalaré el día que te vea, si es que algún día te vuelvo a ver.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Bonus track 1




La locura es el refugio de las mentes complejas.



lunes, 1 de septiembre de 2008

Encuentros



Desde lo que pasó con Camila en la primera persona que pensé fue en ti. Nunca te he visto, y sólo te conozco por las fotos de ese álbum que pensaban llenar con imágenes de todas sus etapas y que quedó inconcluso. La última foto es del cumpleaños de Camila, en diciembre, y tú sales abrazándola. Se les ve felices. Hoy siento pena por ti, ya no celos como hasta hace poco. Camila conoció a Luis al entrar en la universidad y te dejó. Estoy aquí, en la puerta de tu oficina porque a mí me ha pasado lo mismo. Sé que te has casado y que tienes una hija que no es tuya pero que crías como si lo fuera. Camila dice que la mamá es una puta, que se aprovecha de ti, y que por eso mantienes a la hija, que te la enyucó. Ahora creo que no es cierto, y que eres más noble que lo que pensaba. Entiendo ahora por qué a veces llamas a insultarla, decirle puta y cosas así. Yo he estado a punto de hacerlo dos veces. Imagino tu dolor y la impotencia al sentir que quizá nada valió la pena, que el tiempo que pasaste con ella nunca sirvió, que nunca conociste realmente a la persona a la que amabas.

No sé en qué acabará nuestra conversación, llevo media hora esperando. Los contadores me llegan al huevo, y creo que tú no vas a ser la excepción. Lo único que le creo a Camila ahora de ti es que debes ser un tipo aburrido. Llevo una semana sin afeitarme, tengo la barba un poco crecida y los cabellos largos. Haremos un contraste interesante. Ahora te veo, estás igual que en la última foto, parece que también me has reconocido.

-.-.-.-.-

- Fue como te digo -me interrumpió Carlos-. Yo estaba con ella, no sé si éramos felices, creo que en ese entonces ya no, pero eso no quita que lo que me hizo haya sido una cabronada.
- Una cabronada -le respondí y terminé lo poco de cerveza que quedaba en mi vaso-. Ella me dijo que ya habían terminado.
- Y ella me dijo que me amaba mientras se tiraba al huevón -me interrumpió Carlos nuevamente-. No debes hacerle caso. Ni a ella ni a este mozo de mierda que no viene.

Carlos levantó la mano y llamó al mozo por tercera vez, pidió dos cervezas. No nos llevamos tan mal como pensé al principio, Carlos parece una buena persona. Aún está enamorado de Camila, al menos eso parece por sus palabras, y aunque no lo hace notar debe estar contento al verme sufrir ahora, me imagino que en algún momento me odió por ser tan feliz junto a la mujer que amó tanto, y ahora está teniendo su pequeña venganza, viéndome tan destrozado como él hace dos años.

- ¿Y lo tuyo cómo fue? -me preguntó Carlos sin mirarme-. Se les veía bien.
- Parecido -respondí-. Entró a un nuevo trabajo y conoció a alguien, luego me dejó.
- ¿Pero te ama? -interrumpió-. ¿Te dice que te ama todavía?
- Sí -respondí-. Eso dice.
- Esa huevada nunca la voy a entender -me dijo-. Por eso estás así jodido.

Estuvimos en silencio un rato, yo tratando de entender el porqué, como durante cada segundo de estos dos meses, y él jugueteando con su vaso, seguramente recordando el sufrimiento que sucedió a su relación con Camila.

- Van a regresar -dijo de pronto-. Lo sé, ella te va a buscar y tú le vas a decir que sí. A mí me pasó, su mirada tiene un poder extraño, regresamos mil veces hasta que por fin me olvidó y me dejó cagado.
- No creo que regresemos -pensé en voz alta-. O no sé, ya no sé nada.
- A veces es mejor no saber nada -rió Carlos mientras me palmoteaba el hombro-. Tranquilo, huevón, ya va a pasar.

Ya va a pasar, eso me lo han dicho muchas veces en este tiempo. Ya han pasado dos meses y todavía no pasa. Sigo pensando en ella, qué hace, dónde está, si me ama como yo, si sufre como yo. Es fácil decir que ya va a pasar, y es cierto que las cosas pasan, pero es una agonía el tiempo que antecede al olvido. Lo peor es que esa desesperación te hace hacer cosas inexplicables como verme tomando con su ex novio y recibiendo palmoteadas en el hombro de su parte. Qué hago con él, no entiendo, ya no creo que soy un huevón, ahora estoy seguro que lo soy.

- Yo he pasado lo que tú -me dijo Carlos-. Y sé que todos te han dicho lo que a mí me dijeron, que la olvide, que me aleje de ella. Seguro que tú sabes que es lo mejor, pero también sabes que no vas a poder dejarla, y por eso tienes miedo, miedo de no saber hasta dónde puedes llegar, qué tanto puedes alejarte de tus límites.
- Tal vez tengas razón -le dije-. Es posible
- Mira una cosa -me interrumpió Carlos-. Yo cuando empecé con ella le dije bien claro que no le iba a perdonar una infidelidad, que le podía perdonar cualquier cosa menos eso, ¿y sabes qué? La perdoné cuatro veces. Y estoy seguro que le hubiera perdonado una quinta vez si me hubiera dejado.
- Te entiendo -le dije-.
- Sé que me entiendes, se te ve en la cara, todavía estás dispuesto a correr detrás de ella, y no te juzgo, yo hice lo mismo; pero una cosa sí te voy a decir. Uno se acostumbra a la mierda -Carlos tomó tiempo como midiendo lo que iba a decir-. Es como si poco a poco los pilares en los que has confiado toda tu vida se comenzaran a quebrar, sin que te des cuenta, y cambias, te vuelves otra persona. Eso es peligroso. Perdonas lo que al principio pensabas nunca ibas a hacer. En mi caso, una salida al cine, un beso, una mentira, hasta un tire. Es triste contemplar cómo el negro se vuelve blanco y no poder hacer nada.
- O no querer hacer nada -dije-.
- Eso dicen, pero no creo que sea cierto -dijo Carlos-. Aunque uno quiera no puede zafarse, es más fuerte que uno mismo, no se puede. No creo que haya alguien al que le guste sufrir, aunque parezca que a ti sí porque has venido a buscarme.

Los dos reímos. Pedí dos cervezas más, y Carlos salió a hablar por celular. Por qué estoy acá, no lo sé, tal vez para alejarme de ella y pensar que nunca va a cambiar, que siempre fue así, que ya todo está perdido; o tal vez para encontrar algo que me permita justificarla y perdonarla, no sé. No sé cómo pretendo entender al resto si no puedo conmigo. Ha entrado un viejo con una guitarra al bar, está tocando una canción triste, no canta bien, pero la letra me gusta. Hasta antes de terminar con Camila no le prestaba atención a las letras de las canciones, pero ahora siento que todas hablan de mí.

- Bonita canción, ¿no? -me dijo Carlos al regresar-. Ya deja de darle vueltas al asunto.
- No pensaba en eso -le dije-. Pensaba en otra cosa.
- Pensaba en otra cosa -me remedó Carlos y luego rió-. Eres un huevonazo, me recuerdas a mí. Al principio pensaba que nunca más iba a reir, que iba a durar toda la vida mi sufrimiento, pero no fue así. Todo pasa en la vida, todo, ya te darás cuenta. No le hagas caso al tío huevón y su cancioncita cojuda.

Ya vamos por la sexta cerveza, creo que ya tengo el valor suficiente como para preguntarle algo que siempre quise y por lo que creo que realmente he venido. No sé cómo lo tomará y no sé cómo tomaré su respuesta.

- ¿Todavía la amas? -le pregunté-. ¿Todavía estás enamorado de Camila?

Carlos me miró y sonrió, luego bebió lentamente de su vaso de cerveza. Se acercó a mí y me habló.

- Más que lo que crees, hermano -me dijo-. Pero lo que no es, no es. Ya te darás cuenta de eso.